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VEF 1905-1997 |
Hace 108 años apareció en este mundo
visible Viktor Frankl. Desde entonces la historia humana del siglo veinte
experimentó la riqueza de una aportación única e irrepetible que llegó como la
medicina necesitada para el padecimiento específico. Nos recordó lo que somos
pero habíamos olvidado: Que no somos seres hechos de partes ni nos reducimos a
ninguna de ellas. Que somos seres cuya felicidad
y realización depende de la calidad nuestra relación con los demás seres humanos
de quienes procedemos y a quienes nos debemos. Que la naturaleza, este hogar
llamado mundo, es el único que tenemos
y es vital que lo cuidemos. Que pese a todas las estrechas y desafortunadas circunstancias podemos diseñar con actitudes valientes y creativas una manera
de afrontarlas. Que nuestro equipo de fábrica incluye la apertura para buscar ,bajo cualquier circunstancia ,algo valioso y
bueno para qué vivir y hasta para dar la vida –de golpe o en el día con día
hasta que nuestra luz que somos, se
consuma. Quienes tuvimos la dicha de cruzar nuestro camino personalmente
con este hombre estamos agradecidos, damos testimonio de ese regalo y lo que
quede de camino, bien empleado estará en compartir esta mirada fresca y
esperanzada sobre lo que puede llegar a ser nuestro ser humano -tan frecuentemente perdido, confundido y extraño
para sí mismo y para los demás. Gracias buen y querido
amigo Víktor.
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