jueves, 11 de julio de 2013

Reducido espacio




¿Qué tienen en común un prisionero en una de nuestras cárceles, un viejo enfermo y abandonado en uno de nuestros  hospitales, un migrante que viaja escondido y agazapado en la caja de un tráiler, intentando llegar al otro lado de nuestro  río Bravo/Grande? La verdad es que tienen varios elementos en común pero es el reducido espacio el que salta a la vista. Estar en este mundo, cuando es agradable,hermoso,placentero se debe a los grandes espacios donde descanso mi vista, donde respiro profundamente, donde el oído se solaza con las voces naturales del campo. Son los llanos de nuestro desierto, sus suaves colinas, sus arenas que danzan gráciles y silenciosas y las nubes que en su libertad retozan. El reducido espacio permitió que el valiente Nazi Hikmet[1] dejara para nosotros estas líneas inolvidables:  “…Me han cerrado todas las puertas,
todas las cortinas
 ni un pañuelo de azul 
ni un puñado de estrellas”.






[1] Nazim Hikmet 1902-1963, Me han cerrado todas las puertas, Leipzig 3 Agosto de 1959 

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