Grieta, fisura, rendija son tres palabras emparentadas que describen un rasgo muy nuestro,muy humano. Ni estamos completos, ni somos perfectos , ni somos inmortales. Estamos expuestos y vulnerables a los accidentes, a las pérdidas, a la enfermedad. En pocas palabras la grieta, la fisura, la rendija tienen un gran valor: a través de ellas -cual grieta en la pared- nos llega la claridad, la comprensión, el conocimiento de nosotros y de nuestra naturaleza. Guardo con mucho cariño un sabio texto de L. Cohen que nos lleva de la mano a esta dimensión:
Toca las campanas que aún pueden sonar.
Olvida tu ofrenda perfecta.
Hay una grieta, una grieta en todo.
Así es como la luz se introduce.
-L.Cohen.
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