En ese desplazarme , moverme, pasan rostros de niños y ancianos que hace un tiempo fueron niños y niños que se arrugarán en el tiempo.
En ese desplazarme y moverme, contemplo como caen las hojas del álamo y se posan en la tierra y en el agua -en silencio y en tiempo se volverán tierra de la tierra y agua en el agua.
En ese desplazarme , moverme , observo que a la vuelta de las estaciones todo lo hecho por la mano humana va criando una pátina que esconde el brillo y color original transformándose en una nostalgia Nuestra existencia tiene varias marcas distintivas y son tres las que más llaman mi atención: Todo lo humano es imperfecto, impermanente e incompleto y en esas marcas vive la belleza: el rostro terso del niño -por un tiempo breve- y el rostro del anciano con sus huellas profundas , la hoja que cae, la pátina que recubre toda obra humana.
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