Dicen los que saben que nuestra civilización está fundada en los ojos y en la lengua. Todo lo queremos ver y confiamos en el poder de la palabra, las usamos y la mal usamos hasta la verborrea y la mentira. Sabedor de estas preferencias y viviendo a contracorriente el querido mimo Marcel Marceau pasó por la vida mostrándonos un mundo de silencio. Nadie que lo conoció puede olvidarlo. Nadie recuerda una sola palabra suya pero sabemos muy bien su mensaje: nuestro mundo necesita oídos que escuchen honda, largamente.. Nos
mostró el poder desconocido del silencio. Todos hablamos mucho,como muestra, los parlamentos, los gobernantes, y al final es más grande la incomprensión, la sospecha y la desconfianza. ¿Dónde hemos de buscar? Marceau sonríe: en el silencio interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario