miércoles, 30 de julio de 2014

Ni tu ni yo,nosotros


GPH
Desde nuestro amado desierto chihuahuense me atrevo a escribir sobre el otro amado desierto donde viven y mueren palestinos e israelitas. Sabemos que la palabra desierto evoca para muchos infertilidad, más muerte que vida . El conflicto tiene un origen histórico y bíblico, tiene un origen político en el otorgamiento de territorios palestinos para Israel por decisión de la Naciones Unidas hace 66 años –donde progresivamente se ha dado una pérdida sistemática de territorio para los palestinos, quedando arrinconados en dos pequeños territorios llamados Cisjordania y la Franja costera de Gaza. ¿Qué está en disputa? Las dos partes, árabe y  judía   reclaman derechos ancestrales sobre la tierra, a la cual se considera sagrada por ambas partes y por una tercera que es la minoría cristiana .Todos coinciden en que el desierto tiene una capital sagrada que es Jerusalén. El pueblo palestino no se resigna al despojo de sus tierras legitimado por Naciones Unidas. Son más de 60 años de lucha, sangre derramada, que se resumen en un aspiración común: que germine la  convivencia pacífica. La fórmula esperanzadora que se me ocurre  tendrá que ser: ni todo para ti, ni todo para mí, sino cuánto para los dos, para los hijos de nuestros hijos. Sean las razones que se citen, el objetivo común sólo puede ser uno: convivir pacíficamente porque no somos dueños del mundo sino modestos administradores.




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