viernes, 18 de febrero de 2011

De coincidencias

La tendencia humana más generalizada respecto a las llamadas buenas obras es el deseo de que se sepa y se difunda quien fue la persona detrás de tal suceso. Los gobernantes por otro lado suelen dejar placas de bronce por cada obra que concluyen en cumplimiento de su obligación. Hay una frase sabia y lejana  que dice: que tu mano derecha no sepa de lo que hace tú izquierda. Se quiere significar que cuando uno hace algo bueno no lo debe publicar a los 4 vientos. En la misma línea tenemos un hecho que nos intriga y particularmente a mí y desde siempre. Me refiero a eso que llamamos coincidencia y especialmente las felices coincidencias. ¿Qué es una coincidencia? Si nos referimos a más de dos cosas o más de dos personas: Concurrir simultáneamente en un mismo lugar y  tiempo. Las coincidencias, por más que tratemos de explicarlas nos dejan un sabor incompleto. Hay algo que se escapa, algo inasible, un cierto misterio, es decir, lo que se entiende sólo parcialmente. No dudo que esta cualidad misteriosa le llevó a Einstein a decir que la Coincidencia es el camino que Dios emplea para permanecer anónimo.


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