viernes, 20 de mayo de 2011

Antes de hablar



 Recuerdo con suma claridad y gratitud a un viejo profesor en mi escuela secundaria quien nos comentó que el entrenamiento físico muscular a través de la gimnasia y el deporte tenía la misma importancia que el entrenamiento de nuestra mente a través de una gimnasia y disciplina que fuera vigilante de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Nos dio como ejemplo el arte de hablar, el arte de conversar, el arte de discutir y debatir sabiendo argumentar respetuosamente. Todo esto tenía que ir acompañado de saber escuchar y no perder de vista que el propósito de un debate no es derrotar al otro sino buscar juntos la verdad. Para todo esto nos comentó sobre la necesidad de estar vigilante de las palabras que salen de nuestra mente y se desprenden de la boca como flechas que ya no vuelven. Toda esa enseñanza la considero valiosísima y estaré siempre agradecido por ella.Muchos, muchos años después he sido encontrado por aquello que dijo el buen Aristóteles a sus estudiantes: El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice. Para el gran filósofo y para mi amado discreto, viejo profesor mi gratitud.


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