martes, 7 de junio de 2011

Posibles e imposibles


En esta  nave en la que vamos de viaje todos los seres humanos hay una especialización en las tareas propias de los navegantes. Los científicos que van en la nave se dedican a investigar, explicar y resolver los problemas propios de la navegación: que si las mareas y las tormentas, que si el tiempo y la distancia, que si la energía y la resistencia y cosas semejantes. En la nave también van los políticos que debieran encargarse del bienestar general de los navegantes, su condición de vida, las condiciones equitativas y participativas para todos. Al menos eso es lo mínimo que se espera. En la práctica es más la desazón, la desilusión y hasta el enojo frustrado de los navegantes para con sus gobernantes  -desde el capitán -que tiene el timón en las manos- hasta el ínfimo supervisor de calderas. A tal punto llega la insatisfacción que la historia registra los famosos motines a bordo que si bien se pagan caro hasta con la muerte, son una medida última para poner en su sitio a quienes debieran tener la sensibilidad y responsabilidad para llevar la nave a buen puerto. Me deja un cierto sabor agridulce el recordar a ese león y luchador que fue Bertrand Russell: Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer lo posible imposible.


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