domingo, 29 de enero de 2012

Particularidad y generalidad de saber

Cuando uno observa el magnánimo campo de la información la sensación de abundancia y diversidad es tal, que yo me siento rebasado absolutamente. Basta con asomarse a los recursos de la red de redes o Internet a través de sus instrumentos portátiles como el teléfono móvil, el iPad, el iPod y los lectores de libros o iBooks etc. No hay aspecto de la vida humana y de todo lo que se relacione con ella que no disponga de información casi ad infinitum. De esta realidad se desprende la urgente y perenne necesidad de establecer un orden personal y una cierta habilidad para filtrar y jerarquizar la importancia y validez de la información en función de nuestras necesidades profesionales, formativas y hasta recreativas. También no es ajeno el tema de la oscilación entre generalidad y especialidad o – entre ver el árbol o ver todo el bosque-  Tal vez, más allá del dilema entre lo uno o lo otro, se trata de  saber de mucho o de poco en función de las necesidades específicas, aunque he de reconocer que en términos generales todavía sigue vigente el dicho pascaliano de: Vale más saber alguna cosa de todo, que saberlo todo de una sola cosa.[1] Como mencioné más arriba lo importante es rescatar el valor de saber y saber bien, unas veces en particularidad y otras veces en generalidad.



[1] Blas Pascal.

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