sábado, 5 de mayo de 2012

Bronces,pasos,libertad






Paseo. Los pies me llevan sosegadamente hasta la plaza empedrada  -resplandeciente del sol del atardecer, rica en dorados, abundante en  hojas de otoño y calma de los paseantes en domingo. Una trilogía de caballos preside la plaza. Bronces tan llenos de “vida” que despiertan la pregunta de un niño junto a la fuente de aguas claras, juguetonas: “Papá, ¿por qué los caballos no bajan a tomar  agua a la fuente si tienen sed? Para la mente adulta hay una condición clara de imposibilidad y confieso que todo es posible para la libertad imaginativa de los niños. Por otro lado, he descubierto que   algunos humanos  compartimos la misma condición pues qué poco bajamos a beber de la tarde y sus encantos, de un paseo por las plazas, del placer de leer un libro en una banca -mientras el sol nos besa en la frente y las alondras revolotean en la libertad  de lo alto.

No hay comentarios: