Un rasgo distintivo
de nuestra cultura es el anhelo de permanencia o durabilidad indefinida de los
llamados bienes. Esos bienes también suelen ser llamados perecederos aunque
pareciera que son inmortales. Así, cuando alguien construye su casa, cuando alguien
adquiere un vehículo piensa que es para siempre y siempre es siempre. Pero nada
de lo que está bajo la luz del sol es para siempre, nada, ni las personas, ni
las ideas ni las cosas. En el campo de los errores humanos casi todo puede ser
reparado y en el mundo de las competencias como de los combates impera la misma
regla que dice así en boca de mi querido
José Saramago: La derrota tiene algo
positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo:
jamás es definitivo.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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