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viernes, 13 de junio de 2014

La rueda de la vida futbolera





GPH
Esta cita futbolera llamada Campeonato mundial de futbol que se celebra cada cuatro años se parece, en lo pequeño, a la rueda de la vida que no cesa de girar. Entonces  ¿qué sucede? Que los que estaban ya no están y los que estuvieron verdes ahora han madurado. Que el campeón que paseó la gloria de su copa ganada, ahora bebe la amargura de la derrota y los derrotados de ayer ahora, curados de sus heridas, son los nuevos vencedores. Ni la derrota es para siempre ni la victoria es para siempre, en el futbol como en la vida y en la vida como en el futbol. No es de extrañar que todo lo que sucede en el futbol es un micro mundo de la vida cotidiana, donde todo tiene su tiempo y ese tiempo es breve. Igual se transita de las amargas lágrimas a las sonrisas desbordadas y las explosiones de júbilo. Pero todo es parte de la callada, implacable rueda de la vida, que igual nos lleva a conocer las profundidades de la tristeza  que las alturas del gozoLos héroes de hoy mañana serán héroes desconocidos. Sic transit gloria mundi[1]. Pero esta gloria pasajera, ha de servir para apreciar el día presente.




[1] Así pasa la gloria de este mundo

martes, 11 de marzo de 2014

Derrota y victoria





GPH
Cada 4 años se celebra la realización de los juegos olímpicos de invierno, los de verano y el campeonato mundial de futbol. Los ayer niños se preparan con todo su ser para llegar a ser partícipes de esas competencias que son luceros de primera magnitud en el cielo estrellado de los deportes. Las copas, las medallas, el pódium con tres lugares están grabados en nuestra imaginación. Sólo hay un primer lugar, sólo hay una medalla de oro, plata y bronce, una sola copa. Después de esas horas de gozo y angustia, triunfo y dolor quedan 4 años de espera para repetir el mismo ciclo de retorno. Algunos, poquísimos atletas y deportistas podrán repetir, pero para la mayoría será presentación y despedida. Mi querido Jorge Luis Borges anotó:  La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce. Quedarse con la medalla de plata o de bronce, alcanzar un segundo lugar o el último se considera una derrota. Pero bien visto ¿quién puede llegar a esas alturas? Sin embargo, para quien no se corona con el máximo laurel todo lo demás tiene sabor amargo. Hay que ver el porte, el talante, la expresión del rostro y la mirada, las lágrimas que brotan, el sudor que baña. Ese conjunto de rasgos humanos tiene una dignidad e inspira respeto. Las competencias son así y hay que preparase para todo –como en el combate- con sangre, sudor y lágrimas. Esa dignidad del que no alcanza la cima nos muestra que lo que cuenta es intentar, intentar siempre. 

viernes, 23 de noviembre de 2012

Derrota y victoria


 
 

Un rasgo distintivo de nuestra cultura es el anhelo de permanencia o durabilidad indefinida de los llamados bienes. Esos bienes también suelen ser llamados perecederos aunque pareciera que son inmortales. Así, cuando alguien construye su casa, cuando alguien adquiere un vehículo piensa que es para siempre y siempre es siempre. Pero nada de lo que está bajo la luz del sol es para siempre, nada, ni las personas, ni las ideas ni las cosas. En el campo de los errores humanos casi todo puede ser reparado y en el mundo de las competencias como de los combates impera la misma regla que dice así en boca de  mi querido José Saramago: La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitivo.