martes, 20 de noviembre de 2012

El abrazo, un regalo.





Amar de igual a igual es más una anhelo que una realidad entre humanos. Quejas soterradas o abiertas van en la dirección de esperar el reconocimiento y que éste no llegue. Reconocimiento que es distinto a aprobación por cierto. El reconocimiento como un acto libre generoso,altruista,noble para destacar las cualidades  del tú ,del otro. Pero cuando las palabras se quedan cortas y el lenguaje oral y escrito no alcanza aún contamos con otro lenguaje ancestral,poderoso,cálido,preconceptual que se llama el contacto físico. La palmada en el hombro, tomarse de las manos, el abrazo, el beso son en nuestra cultura potentes recursos para construir la cercanía humana. Entre todos ellos hoy me detengo en el abrazo. A veces pedimos un abrazo o hasta lo exigimos. Otras veces alguien toma la iniciativa y nos sorprende con un :permíteme que te de un abrazo. Pese a ello tenemos a nuestra disposición una forma mágica que comienza con una pregunta que suena a invitación: ¿Qué te parece si nos regalamos un abrazo? Regalarse mutuamente un abrazo deja fuera de la cancha al verbo pedir,exigir,conceder,a la obligación .Todo queda en un plano de libertad,de la generosidad, es decir, un auténtico regalo mutuo.








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