viernes, 2 de agosto de 2013

Una gota, un granito






Para tomar nuestros alimentos empleamos unas gotas de limón, de aceite o unos granitos de sal o pimienta. Sabemos que esas pequeñeces hacen la diferencia en el sabor y no se pueden exagerar porque las consecuencias son claras: los alimentos se vuelven incomibles. Esta observación sucede en otros aspectos de nuestra vida como en nuestra actitud ante la vida y sus cambiantes circunstancias. Un hombre de trabajo como W Clement Stone anotó al final de su vida: Hay una pequeña diferencia entre la gente, pero esa pequeña diferencia hace una gran diferencia. La pequeña diferencia es la  actitud. La gran diferencia es si es positiva o negativa. La actitud es como un granito de sal, hace la completa diferencia 








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