martes, 11 de febrero de 2014

Palabra, viento, agua…






JEP/ GPH
¡Que gran privilegio, responsabilidad y tarea es tener la palabra en la boca!  -rasgo que nos distingue de todos los demás seres humanos.  Hay palabras sabias, certeras, iluminadoras, creativas, sustanciosas, inspiradoras, amorosas y también palabras que parecieran ser obra de la pura lengua desconectada   -a veces del corazón y otras del centro pensante del cerebro . Que las palabras son flechas que salen y no vuelven es cierto. Que las palabras también son escudo es cierto. Pero hay otro protagonista en esta historia y se llama el viento. Nadie ve de dónde viene, ni adónde va y se da el lujo de acariciarnos como brisa o triturarnos como huracán. La palabra lo sabe y le tiene temor reverencial. Por eso, alguien acuñó la frase: Esas palabras se las lleva el viento y ni quien se acuerde de ellas. Y por si poco fuera  mi querido José Emilio dejó una notita: Las palabras se rompen contra el aire. La suavidad y transparencia del aire es como la suavidad y transparencia de una gota de agua  -que puede perforar a  la roca más dura. Palabra, viento, agua…





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