viernes, 27 de junio de 2014

Agresiones futboleras




Insultos verbales, gestos, agresión física –cabezazos, patadas ,codazos, escupitajos, dentelladas- todo esto ha sucedido y sucede en el fútbol. Estos son los accidentes pero el fútbol no se queda en eso y su espíritu como deporte, competencia, entretenimiento, va más allá. En la teoría los dos equipos lo saben, así como el árbitro y sus asistentes, los entrenadores, jugadores de la banca y cuerpo técnico. Pese a ello y pasada la devoción del himno nacional de inicio, surge el fragor del partido y la marea de sentimientos y pasiones que igual lleva a la alegría, a las lágrimas o a todas las agresiones mencionadas. En lugar de matarnos con piedras y lanzas y sacarnos el corazón los humanos hemos canalizado en el deporte la energía, arrojo y otras actitudes que antes teníamos ante los animales prehistóricos o la manada de hienas. El deporte va más allá de las balas, las explosiones mutilantes y se circunscribe a un juego rudo ,por naturaleza, de gran esfuerzo e impacto corporal. Pero quede claro que este deporte no es tomar el té y jugar a la baraja. Sin hacer apología de la agresión por sí misma, son necesarias las reglas básicas de convivencia y respeto. Me temo que la ponderación del “contexto” en el que se dan las jugadas rudas se escapa ,a veces, de las autoridades del deporte, en este caso la FIFA. ¿Qué tendrá de cultural el hecho de que la agresión física, es por sí misma, más grave que escuchar la ofensa verbal punzante de un jugador al mentarle a su madre a otro jugador, o mencionarle su origen étnico como suele ser común hacia los africanos? Mucho material para meditar, cambiar y seguir humanizándonos sin perder de vista que este deporte es rudo, hermoso y terminas sudado,lloroso,con barro hasta la nariz,raspado,insolado y de remate expulsado de la cancha y con el partido perdido al hombro. Futbol, reflejo de la vida , espejo en el que nos miramos casi todos…




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