miércoles, 11 de junio de 2014

De fútbol




GPH
Cada cuatro años el mundo se detiene por unas horas ,por unos días, para entrar en otro nivel de conciencia y se vuelca a la cancha de fútbol. ¡Qué cita! No importa dónde se  juegue el  campeonato mundial que ahí se reunirán seres de los 4 puntos del globo terrestre. Los demás miraremos en el televisor las imágenes cada vez más realistas hasta percibir la  lágrima irrefrenable del que pierde, la gota de sudor del que se juega todo en el último minuto y los dientes blanquísimos de quien grita con el alma el gol, ese gol decisivo, que le convierte en campeón indiscutido para los próximos cuatro años. Siempre habrá un jugador y un gol que haga la diferencia para la historia. Todo se da alrededor de una réplica miniatura de nuestro mundo ,llamado pelota, que vuela y vuela. El origen y destino de la pelota es no estarse quieta. Ahí reside la magia y de ahí la frase de Ángel Capa: La pelota es el único que no suda en un partido, que corra ella . Lo más temido, lo terrible lo vive quien  cuida la portería –tan importante como el vigía de una nave, el vigilante en la puerta del castillo. Su gloria o su tragedia se observa al final del partido y así anotó Javier  Clemente: Si un portero no llega al vestuario lleno de barro, no es un buen portero





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