lunes, 1 de septiembre de 2014

Benevolencia





El buen Jorge Luis Borges  ,fue para mi  sentir, un espíritu libre y jovial que hizo grandes espacios para mostrarnos la alegría, el contento, la broma y una suerte de ironía que rompe con las solemnidades de las palabras, de los gestos y posturas ampulosos a través de sus ficciones literarias. En un ensayo dedicado  a John Wilkins  y su idioma analítico, Jorge Luis cita al doctor Franz Kuhn quien atribuye a cierta enciclopedia china que se titula Emporio celestial de conocimientos benévolos  -una catalogación de los animales del Emperador dividiéndolos en categorías que nos roban una sonrisa inevitablemente. En sus antiguas páginas está escrito que los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (1) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas. En ese  Emporio celestial de conocimientos benévolos  se intenta darnos un cierto orden del universo  -que es un término que ,de tan grande, no lo podemos imaginar y por esa razón Jorge Luis remata diciendo: "(...)notoriamente no hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no sabemos qué cosa es el universo".  Borges, sin duda fue enciclopédico y fue alegremente benévolo para llevarnos y traernos por los vericuetos de la imaginación donde todo se hace posible.

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