Como buenos hijos de la natura -naturaleza- solemos compararnos ,para bien, con los procesos naturales de los seres vivos,por ejemplo los árboles frutales. Bien vistos, los frutales son universos maravillosos .Observemos un manzano y se despliega ante nuestra atónita mirada un concierto de botones de diferentes tamaños que florean en diversos días y en particulares horas e instantes.Cuando las flores se convierten en frutos volvemos a sorprendernos por lo único e irrepetible de cada fruto para alcanzar su tamaño,forma y espléndida figura llena de color,aroma y textura. Llegado el tiempo de la cosecha percibimos que las manzanas del mismo árbol sujetas a la misma tierra, humedad, horas de sol ... han madurado de manera diferente y lo aceptamos con gratitud y benevolencia. Ellas son así. De modo similar nos acontece a los seres humanos. Cada cual madura en su tiempo y a su modo aunque sean hijos del mismo padre y de la misma madre. Puedo preguntarme ¿cómo he madurado yo ? , ¿qué es madurar? Madurar es entender que no todo tiene que ser perfecto para poder ser feliz. (*) Vuelvo la mirada a un hermoso manzano de nuestras tierras y comprendo que la perfección de la vida está en aceptar de buen grado y con gran ánimo a nuestra hermosa diversidad.
-Inspirado por mi amigo tuitero de Philosophy.
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