sábado, 17 de enero de 2015

Antes y después

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Cada cultura tiene sus costumbres peculiares en torno a la muerte. Algunas construyen notables cementerios con notables jardines, mausoleos  y sonoras inscripciones. Otras culturas prefieren a la cremación en una pira al aire libre y otras dejan el cuerpo en la cumbre de una montaña cubierta de una sábana por respeto y saben que en pocas horas las aves saciarán su hambre y quedarán huesos blancos bajo el sol, polvo al viento Un amigo querido de nombre Jesús que ya partió me dijo en una ocasión: Soy partidario de lo natural pues aún partiendo, quiero  que mis restos corporales sean útiles a los otros seres y me contó la historia de Chuang Tzu que agonizaba: “Sus discípulos le dijeron que deseaban honrarlo con un entierro decoroso. Él repuso: El cielo y la tierra por féretro y tumba, el sol, la luna y las estrellas por ofrendas funerarias y la creación entera acompañándome al sepulvro. No necesito más. Los discípulos insistieron: Tememos que los buitres devoren tu cadáver.  Chuang-Tzú respondió:  Sobre la tierra me comerán los buitres; bajo ella, los gusanos y las hormigas.  ¿Quieres despojar a los primeros sólo para alimentar a los segundos? ”  Una historia así es una suerte de puente entre el simple vivir y el vivir con una claro para qué vivir o propósito.

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