sábado, 2 de enero de 2016

El veneno silencioso




Si tenemos una mirada real , el encanto del tránsito del año viejo al año nuevo suele durar lo que las burbujas de un vino espumoso, de una cerveza . Subyacente a nuestra alegría, a nuestra esperanza, está la realidad  del día con día esperando en nuestra puerta. La respuesta que la vida espera de nosotros tiene un nombre: “Acción”. 
Con esta respuesta se produce en tan anhelado “Cambio”  en nuestra vida personal, familiar, comunitaria, planetaria.  La acción y el cambio necesitan de una suerte de combustible  que se llama “Entusiasmo”  -palabra que viene de la antigüedad griega  y nos sugiere un tipo de “fuego” que hemos de poner en cada “Acción”.  
Lo opuesto a la esperanza, a la acción, al cambio, al entusiasmo, al fuego,  se llama “Indiferencia”.   ¿Qué es la Indiferencia? Es una actitud con muchos rostros, una suerte de cubeta de agua helada, una suerte de extinguidor del fuego, el aguafiestas por excelencia, el veneno silencioso. En una palabra,  la indiferencia ha causado más muerte y más dolor en la humanidad  que la violencia misma. 
Sí, veamos los rostros de la Indiferencia: impasibilidad, insensibilidad, neutralidad, desinterés, apatía, indolencia, desgana, tibieza.  
Meditemos en cada rostro/palabra  y cada una de ellas está en la raíz de los problemas humanos pequeños, medianos y planetarios que hoy padecemos. 
La proverbial sabiduría ranchera del desierto  dice: “No hay peor daño que mirar para otro lado cuando la casa se está quemando”


No hay comentarios: