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Socorro vive en San
Cristóbal de las Casas, Chiapas y desde niña cocina. Su hermano es el Obispo.
Después de alguna degustación el enviado del vaticano para estos menesteres
quedó encantado con un sencillo plato de pollo con champiñones, verduras y
risoteo. Este plato le gustará y le vendrá bien al Papa Francisco, dijo y
además le advirtió a doña Coca o Socorro, 'nada de ponerle “chile” a la comida’
entre sonrisas. Llegado el día ,Francisco pidió que le sirvieran todo en el
mismo plato y como único plato que compartió con sus amigos obispos y un
pequeño grupo de indígenas. Por la emoción Doña Coca casi no durmió y a las 6
de la mañana estuvo en pie con sus cazuelas y sus 7 ayudantas pues en otro
comedor sirvió para más de treinta personas. Ese frugal almuerzo del medio día
quedó bautizado: ‘Pollo a la Bergoglio’
Agustín es un carpintero y
ebanista michoacano y fue elegido por la calidad de su trabajo para tallar el
ambón donde Francisco daría su homilía y el sillón de la celebración eucarística en
Morelia, Michoacán. Durante meses su tensión fue in crescendo hasta punto de no dormir. Sus manos cuidaron cada
detalle y el cedro obedeció el trabajo de sus herramientas. Su emoción recordó
a José el carpintero.
Si Socorro puso la mesa y
llevó el alimento, Agustín estuvo en las primeras filas observando con deleite
que las manos de Francisco descansaran en la madera de cedro de los bosques
mexicanos al ofrecer su homilía.
Imaginemos al conductor del
papamóvil, a los motociclistas, asistentes, fotógrafo, camarógrafo, pilotos y sobrecargos aéreos, personal médico,
de seguridad y tantos y tantos anónimos
hombres y mujeres que han cuidado de los detalles más sencillos de la vida
diaria de este viaje.
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