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sábado, 15 de enero de 2011

Cosas menos serias y menos graves

Hay momentos para preguntarse y momentos para responder. En estos tiempos la cotidianidad está llena de preguntas serias, graves, muy graves. Pero con el debido respeto a la seriedad y gravedad de los tiempos igual de importante es para mí seguir viendo cada tarde cómo vuelven a su árbol-refugio los pájaros y a los humedales las garzas. Igual de importante es ver el suave descenso de una tímida hoja del álamo chopo y seguirla entregada al viento que la llevará a tierras tal vez menos serias y graves que la tierra en la que estamos. No olvido que nuestro querido Julio escribió en su libreta: No pregunto por las glorias ni las nieves, quiero saber dónde se van juntando las golondrinas muertas, adónde van las cajas de fósforos usadas.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Esas rosas

Nuestros días en el desierto están habitados por expresiones como: este grave tiempo presente. He meditado largamente en este punto y me parece que necesitamos considerar que el presente en sentido estricto está vacío. El llamado tiempo presente lo llenamos con culpas que vienen del pasado y lo llenamos con angustias que vienen de ver al futuro. Las culpas son la expresión de esa larga secuencia encadenada de causas y consecuencias. Lo que nos preocupa y nos hace sufrir, ahora, se gestó mucho tiempo atrás. Lo que anhelamos para el futuro lo hemos de preparar desde este mismo instante. Recuerdo mis días universitarios cuando leí por vez primera a Emerson y él me regaló la ocasión para un despertar de mi vida interior para asomarme y asombrarme de ese espacio llamado presente que solemos llenar de pasado y de futuro pero no del instante mismo. Ese texto amado por mí dice así: Esas rosas que hay bajo mi ventana, no hacen referencia alguna a rosas anteriores ni más bellas; son lo que son (…) Para ellas no hay tiempo. No hay más que la rosa, perfecta en cada momento de su existencia. (…) Pero el hombre pospone o recuerda, no vive el presente.