Cartas del Desierto
Guillermo Pareja Herrera
En el puesto del pescado
La campaña presidencial en estas tierras reproduce, lo que sucede en un mercado de pueblo, finalmente. Hay hambre de un lado y hay quien tiene pescado en el otro lado. Hay, pues, oferta y demanda. Cuando el hambre es grande la razón se nubla. A tal punto, que un muchachito de 16 años fue enviado a prisión por seis meses porque robó una barra de pan Bimbo en un Oxxo. Cuando le preguntaron por qué lo hizo, dijo: Tengo un hermano pequeño –estaba presente- y teníamos un hambre terrible.
Así, cuando 40 millones tienen hambre no se razona el voto. Se vota con el estómago, con los intestinos, con el jugo gástrico, con las hormonas, con la bilis.
Pero cuando se tiene el estómago y la bolsa llena tampoco se razona el voto pues se quiere conservar lo que se tiene.
Me temo que las campañas se dirigen más al estómago que a la cabeza. Por eso se enredan en ataques donde brincan, en orden de aparición, nombres, adjetivos, verbos, adverbios, interjecciones, es decir, insultos, lodo y excremento.
Y así, ¿creemos poder elegir serena y ponderadamente? ¿De veras podemos verificar la verdad y validez de cuanto dato y promesa se nos ofrece?
Sólo un ejemplo. Si a un país de cien millones de habitantes se le ofrece que pagará la mitad de su recibo de luz y que su gasolina costará la mitad por cada litro, como oferta es algo que nadie despreciará en el mercado. Pero ¿quién se da el trabajo de averiguar el cómo y el cuánto?. Si repartimos responsabilidades decimos que tanto peca quien mata la vaca como quien le amarra la pata. Los ciudadanos tenemos nuestro 50% de responsabilidad al no averiguar, a fondo, el origen de la mercancía, donde no todo lo que reluce es oro, ni todo por estar hecho en China es malo ,ni por venir de los vecinos es bueno.
Las ofertas políticas no son muy diferentes al puesto de pescado en el mercado. ¿Usted sabe cómo comprar pescado? Use sus sentidos: ¿los ojos brillan o están opacos, huele o no huele, sabe o no sabe, está flojo o firme el pescado?. Elemental suena esto, pero así es. Y si no lo hiciere cómase el filete y dígame que le pasó, qué nos pasó, tres horas después.