miércoles, 14 de abril de 2010

Dormidos y despiertos

En este siglo 21 vamos de asombro en asombro y de sorpresa en sorpresa por las sacudidas de los fenómenos naturales. Somos testigos del paso de un devastador huracán y tsunami en Indonesia, de Katrina el huracán que ahogó a Nueva Orleans, el terremoto de Haití con un cuarto de millón de seres humanos muertos y un terremoto y tsunami en el centro y sur de Chile. Estos sucesos se volverán a repetir y están más allá de poder de nuestras manos. Lo que sí está de nuestra parte es la habilidad de prever, organizarnos y tejer fuertes vínculos que nos permitan afrontar con entereza y sabiduría esos embates cíclicos – los cuales no tienen la intencionalidad de dañarnos. Cuando le damos la espalda a esas realidades y las echamos al olvido será bueno recordar las viejas palabras: La muerte sorprende al hombre que, aturdido y distraído por el mundo, sólo se preocupa de su rebaño y sus hijos. La muerte lo atrapa como una riada que arrasa una aldea dormida. A diferencia de los demás seres vivos, los seres humanos somos los únicos en este planeta que tiene la consciencia de la muerte y sólo él la percibe. Esta consciencia puede operar grandes y positivos cambios en nuestra forma de vivir y de relacionarnos.

-El Dhammapada de Gautama, c.500 AC

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