En el intrincado mundo de las relaciones interpersonales y amorosas se levanta un tema fundamental: la aceptación incondicional de la otra persona, del tú -que si bien pertenece a mi misma especie, es ella, es él y no otra, no otro. Es decir, somos únicos e irrepetibles. Si no descubrimos a tiempo esta característica básica de nuestras vidas padecemos lo que se llama una decepción, una frustración en nuestras expectativas. La poesía dice mejor que la prosa y que la misma ciencia. Por eso, tengo a mano, un fragmento, unas líneas inspiradas de Edith Södergran .
Al atardecer refresca el día...
IV
Buscabas una flor
y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma:
estás decepcionado.
-Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen
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