miércoles, 8 de septiembre de 2010

Los cambios llegan al desierto

Hace un par de siglos los estados y los gobiernos fueron el poder real. Algunos les llamaban “estado benefactor” pues cuidaron de la seguridad de los ciudadanos o súbditos y les proveían de educación, salud, trabajo. Como el mundo es una tortilla y ya dio la vuelta ahora el mundo está de cabeza. Son las grandes empresas mundiales, globalizadas, las que ponen y quitan a los gobiernos porque uno de sus tantos negocios es la política. Las grandes empresas pagan el costo de las campañas políticas y según es el monto de su inversión tienen beneficios del mil por ciento. Las democracias reales se han convertido en negocio de las grandes empresas y los nuevos gobernantes no gobiernan sino que obedecen las líneas de trabajo y de conducta que las mismas les dictan. Hoy, en el siglo 21 es más fácil cambiar o tirar a un gobierno que a una gran empresa que, en términos generales, se saben intocables. El desierto es testigo de estos grandes cambios y los grandes llanos de entonces hoy tienen dueño que si no extrae algo del subsuelo igual renta las dunas o médanos para anuncios comerciales, competencias de motocicletas o carreras a campo traviesa. Lo que ha quedado es que vivimos en una gran empresa que se hace llamar estado y gobierno. Nosotros que un día dejamos de ser siervos y súbditos para convertirnos en ciudadanos, de pronto, nos hemos transformado en simples consumidores y nada más.Hoy,pese a todo, estamos rescatando nuestro real ser para tomar en nuestras manos la responsabilidad de construir el hogar común.

1 comentario:

Pablo Nuñez dijo...

Tomar la responsabilidad de hacer más humano el consumo. Saludos desde Uruguay