jueves, 7 de octubre de 2010

¿A dónde vamos?

Playa ánimas se llama una inmensa llanura en nuestro desierto chihuahuense donde los colonizadores españoles se extraviaban mortalmente al ser sorprendidos por las tormentas de arena. Daban vueltas en círculo hasta enloquecer y morir asfixiados. Cada vez que cruzo esas tierras me inunda un sentimiento de respeto y compasión para con esas gentes. Hoy tengo similar sentimiento con nuestra patria mexicana. A un paso de cumplir nuestra patria su bicentenario, veo que unos mexicanos van por el camino recto que les dice su conciencia, otros caminan en círculos viciosos que no virtuosos –de diversa índole-. Otros añoran los tiempos idos como volver a la casa paterna o al vientre materno. Algunos sueñan y esperan los amores de otros tiempos. Al ver tanta ruina humana, tanto dolor, violencia y muertos en nuestra patria pienso que los países no estamos libres de perder el rumbo, temporal o definitivamente. Vamos hacia ninguna parte en medio de nada. Lo que para unos es luz para otros es oscuridad y viceversa. Un país sin acuerdos lleno de ciegos, sordos y cojos y el conductor del tren bordea el abismo. Obstinada apuesta es la mía: que en el último minuto del partido, respondamos con un sí a la vida.

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