Para nuestra gente del desierto hay tres faenas inevitables. La primera es saber domar un caballo pero para domar un caballo antes hay que cumplir la segunda faena que es domar, mínimamente, la propia mente para respetar al caballo, para entenderlo y llevarse bien con él. Los jinetes cruzan estas tierras de sur a norte y de oriente a poniente a través de valles quietos que no se mueven, de árboles quietos que no se mueven. Los jinetes del desierto tienen una tercera faena inevitable que es domar los caminos hasta hacerlos familiares a fuerza de transitarlos. De ahí surgen las veredas y los camino de herradura. Estos son los domadores del desierto, gente que guía a su mente, gente que guía a su caballo, gente que doma los caminos.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
miércoles, 6 de octubre de 2010
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