sábado, 23 de julio de 2011

La mano anónima


En una de las estaciones del metro de Paris (1) volví la mirada para ser encontrado por este recordatorio anónimo que, palabras más o menos, bien traducidas dijeron: Nadie se cruza en tu camino por casualidad y tú no entras en la vida de nadie sin ninguna razón. Todavía no salgo de mi asombro por la feliz coincidencia pues si hay lugar en el mundo donde cruzan las miradas, la vidas se encuentran o se despiden  -y las llamadas coincidencias y concurrencias suceden-  es en los  puertos de tierra, de mar o de aire.Aunque, bien visto cualquier momento de la vida y la vida misma es una gran estación donde los encuentros suceden.

(1) Grenelle

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