domingo, 24 de julio de 2011

Para allá vamos

El polvo que cubre a este planeta errante es el recordatorio de nuestro origen, ese Big Bang o gran explosión. Desde entonces tenemos pleito con el polvo del que venimos y al que vamos. Cierra la puerta, cierra la ventana, gritamos. ¡Que entra el polvo! Al polvo lo tratamos como a la basura, nos da asco como las moscas y le tememos como a un virus. Vernos empolvados nos recuerda nuestro próximo destino y nos enfurece. El polvo, huella finísima de nuestra galaxia hasta en el más recóndito lugar del planeta. Al polvo como a los malos olores se le comabte, no se le tiene la mínima consideración ni compasión. Aspira el polvo, sacude el polvo, limpia el polvo, barre el polvo. Una pseudo victoria, porque el polvo, calladito,vuelve y se posa como fino manto un minuto después. Pronóstico seguro: ganamos algunas batallas -siempre el pobre lenguaje bélico- pero la guerra la tenemos perdida. El polvo calladito se ríe de nosotros y de nuestras obsesiones pues será la sabana que nos envuelva para cuando nos convirtamos en unos cuantos granos mas de polvo y así listos y transformados seguiremos viaje por el aire para posarnos sabe dónde y sepan cuándo.

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