sábado, 9 de febrero de 2013

Saber







Miguel  fue uno de mis queridos mecánicos quien se encargó por años de cuidar del bienestar de mi pick up, la poderosa. En su taller sólo se escuchaban los ruidos propios de sus herramientas como el taladro, el esmeril, la cortadora metálica,el soplete etc. Me llamó la atención observar  el modo de dirigirse a sus subordinados y a sus clientes. Brilló la mesura, lo pausado y atento. Un día de invierno  me invitó un café en su oficina y descubrí sin proponérmelo la explicación sobre su manera de ser. Un pequeño letrero enmarcado decía:  Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz.[1] Sin lugar a dudas este buen amigo vivió de acuerdo con ese pequeño recorte de periódico y así honró también a ese gran hombre de herramientas que fue Da Vinci.








[1] -Leonardo Da Vinci.  

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