sábado, 22 de junio de 2013

El viento, el agua






Cada 100 años los arroyos en nuestro desierto rebosan  en los meses de lluvia. Mientras tanto las piedras grandes y pequeñas y los arbustos que crecen en los lechos saben que un día el agua llegará, porque el agua no olvida, el agua tiene memoria. Y lo mejor ,como humanos, es no fincar donde las agua han hecho su camino poco transitado. El poeta de nuestro desierto hermano en las llanuras del Tigris y Éufrates , Talib Abdelaziz[1]  dijo con gran sabiduría: Tu olvidas ,pero el viento aún recuerda. La memoria humana es frágil,quebradiza,porosa y más cuando de ser agradecido se trata. La memoria de los vientos y del agua  es perenne.



[1] Basora, 1956

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