jueves, 31 de octubre de 2013

Repentinamente





Uno de los rasgos que nos caracteriza a los seres humanos es el íntimo,intenso,secreto deseo de eternidad y de eternizar a lo amado. En los viajes, frente a un atardecer, ante el primer copo de nieve o el espléndido arcoíris se asoma en nuestra alma el deseo de eternidad y de eternizar lo amado. Más sorprendidos quedamos, casi estupefactos, cuando nos damos cuenta que se ha asomado a la ventana de nuestra vida alguien, por quien nos sentimos  inevitable e incomprensiblemente conectados y atraídos. Entonces se cumple lo que la poesía del buen Julio dejó ,como regalo, para todos nosotros: El amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero.

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