domingo, 10 de noviembre de 2013

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Nuestra vida en el desierto está poblada por alegrías y penas que derivan de la experiencia de pasar por la vida, de ver partir a los seres amados y vivir las cuatro estaciones cíclicas de año.La gente de estas tierras se sabe interdependiente de los demás vecinos. Para nosotros es natural el vivir con aquello de hoy por tí, mañana por mí. Esta sabiduría queda plasmada en el dicho que me compartió una amigo danés hace muchos años: Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida, en media pena.[1]







[1] Proverbio Sueco

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