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Desde la escuela primaria aprendimos que todo ser vivo tiene un ciclo
inexorable pues se concibe, se gesta, nace, crece, madura, se reproduce y muere.
Este ciclo se ha traspolado al caso de los pueblos del mundo. Hay un caso
particular ,el llamado continente europeo. Este conglomerado de naciones, de
estados tiene una vieja historia desconocida para muchos. Los países que
conocemos hoy no nacieron con esos nombres sino que son el resultado de un
complejo proceso de guerras, dominaciones, anexiones, absorciones, esclavitudes
,servilismos, separaciones, unificaciones, reparticiones, tratados, compra, venta,
sucesión, etc. Un claro ejemplo es el siglo XX. Se formó la gran Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas y en el mismo siglo se desintegró y las
naciones sobrevivientes han experimentado los fenómenos arriba mencionados. Inglaterra,
Francia, España, Italia, los Balcanes, los Países Nórdicos, los del Báltico y
un largo etcétera, tienen la misma historia con sus pueblos originarios -que se
fueron transformando hasta lo que hoy son. Todos los estados europeos, que en el
siglo XX fueron imperios coloniales, comenzando por la Gran Bretaña, hoy no son
sombra de lo que fueron y en un futuro no muy lejano quedarán en el recuerdo,
aunque nosotros no lo veremos. ¿Recuerda usted el reino de Prusia,Lodomeria y
Galitzia? Hoy nadie los recuerda salvo excepciones ilustradas. Esta mirada a la
historia del mapa europeo me plantea una pregunta. ¿Si el ciclo de vida de los
estados es inexorable, cómo será el mapa de Europa en 20, 50, 100 años. ¿Más
aún se llamará Europa? Hay un clásico axioma que dice: El pasado es un país extraño. El futuro, es un país impredecible –para mí. El notable historiador Norman Davies escribió
sobre este apasionante tema su clásico libro: Reinos desaparecidos: la historia
olvidada de Europa. Me gusta imaginar la historia futura de Europa aún no
escrita. Podemos concluir que el enfoque de Norman Davies es extrapolable a
todos los estados contemporáneos en los 5 continentes pues parte de una premisa
vital. Una reflexión estimulante, pues
nuestras sociedades suelen dar por sentado que lo que es, hoy, así será en el futuro. El futuro es incierto.
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