martes, 28 de julio de 2015

Todo bajo el cielo

Es comprensible que la presencia de todos los seres vivos nos despierte sentimientos de cercanía, de solidaridad, de empatía. Pensemos por un momento en una pequeña planta, en un cachorro, en una avecilla que canta. Podemos preguntar ¿es posible empatizar con las cosas llamadas tales, es decir inertes, inanimadas?   - la lluvia , la vieja mesa de trabajo, la ropa que nos abriga, el viejo abrigo, sombrero, anteojos, la taza para el café y un largo etcétera.  Mi respuesta es sí. El mundo de los objetos siempre tiene  asociada a la mano humano. La silla en la que me siento , la bufanda que me abriga tienen la huella del ser humano desde el lejano bosque y la lana trasquilada a una oveja. En pocas palabras, no hay nada bajo el cielo que no pueda despertar nuestra admiración, cariño, aprecio, cuidado, nada.  

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