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martes, 28 de julio de 2015

Todo bajo el cielo

Es comprensible que la presencia de todos los seres vivos nos despierte sentimientos de cercanía, de solidaridad, de empatía. Pensemos por un momento en una pequeña planta, en un cachorro, en una avecilla que canta. Podemos preguntar ¿es posible empatizar con las cosas llamadas tales, es decir inertes, inanimadas?   - la lluvia , la vieja mesa de trabajo, la ropa que nos abriga, el viejo abrigo, sombrero, anteojos, la taza para el café y un largo etcétera.  Mi respuesta es sí. El mundo de los objetos siempre tiene  asociada a la mano humano. La silla en la que me siento , la bufanda que me abriga tienen la huella del ser humano desde el lejano bosque y la lana trasquilada a una oveja. En pocas palabras, no hay nada bajo el cielo que no pueda despertar nuestra admiración, cariño, aprecio, cuidado, nada.  

domingo, 14 de septiembre de 2014

Pérdidas y olvidos




Un invento de la sociedad moderna es contar con una “oficina para los objetos perdidos y hallados”.  e sus﷽﷽﷽na piedrecilla .Estirouspiro que le dur su mano por debajo de la toalla y encontr una ola grande borro ¿Qué hemos perdido en la vida, nos preguntó Don Miguel? Veamos qué respuestas de nuestro heterogéneo grupo: Perdí los dientes en una pelea.Pedrí mi primer sueldo, me lo robaron. Perdí la estrella que me guía en la noche. Perdí mi casa. Perdí mis ahorros de 14 años. Perdí de vista el puerto. Perdí mi rancho, mi isla segura. Perdí la salud en las cantinas. Perdí la confianza en sus palabras.  ¿A dónde se fue lo perdido?  Como suele suceder casi todo termina en otras manos que ni plantaron ni cuidaron pero cosecharon gratis. Como suele suceder llegó el viento y me lo llevó de las manos y sabe dónde habrá terminado todo lo perdido. Me sorprendo al pensar que a,didas y olvidos.a.hasta de lo perdido me olvido y con trabajos me acuerdo que hoy se me secharon gratis.ún recuerde algo de lo perdido pues ,con los años, hasta de lo perdido me olvido y con trabajos me acuerdo que hoy se me olvidaron las llaves en casa.






miércoles, 31 de julio de 2013

La breve lista








Al final del curso escolar la profesora le preguntó al grupo de adolescente de 12 años ¿pueden hacer una breve lista de lo que necesitan para ser felices antes de salir de vacaciones?  Nueve de cada diez estudiantes  mencionó objetos para ser feliz: aparatos electrónicos como teléfonos celulares, tabletas, juegos digitales y para moverse señalaban desde bicicletas de montaña hasta cuatrimotos. Sólo uno de cada diez estudiantes mencionó ir al rancho a estar con sus abuelos, familiares, conocer algo nuevo de México, viajar con su familia, hacer excursiones, ir de campo. Al enterarme recordé dos lineas del siempre lúcido Z Bauman: Aproximadamente la mitad de los bienes necesarios para la felicidad humana no se venden en el mercado ni tienen precio. Esos bienes para niños y adultos  son las experiencias gratuitas como, andar bajo la lluvia, brincar en los charcos, contemplar  los copos de nieve, subir al cerro, jugar a la rayuela, caminar por un sendero, escribir una nota, hacer una llamada a tantos llamados seres queridos que tenemos en el olvido, abrir los brazos y fundirnos en un largo abrazo. Estas experiencias ni se venden ni tienen precio…