sábado, 1 de agosto de 2015

El para qué de nuestra libertad...

¿Quién no desea ser libre, sentirse libre, vivirse libre?  
Como se suele decir en el pensamiento hebreo al desear intensamente a la libertad hay que recordar que primero fuimos esclavos de algo o de alguien y por eso nuestro amor a la libertad va en en proporción similar. Quien más aprecia  la libertad es quien se supo preso, cautivo, limitado, aterrorizado, asustado. Por eso y por sus raíces hebreas A. Einstein dejó esta anotación en un cuaderno: Nuestra meta ha de estar libres de la prisión para  ensanchar nuestro círculo de compasión  y abrazar a todas las criaturas vivientes y a la totalidad de la naturaleza en su belleza.

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