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domingo, 24 de abril de 2011

La orejas del lobo


Quien nace y crece cerca del lobo termina casi siempre devorado por el lobo. En las representaciones imaginarias de los niños el lobo  ocupa un lugar destacado y es el reemplazo animal de otras entidades terribles  que amenazan a los seres humanos con  mezcla de temor, culpa y juicio. Esta expresión la encontré en un pedacito de papel haciendo las veces de marcador de un libro y lo que me ha reconciliado con ella es el casi siempre para no afirmar una determinación total. Sin duda que el ambiente y las condiciones sociales, económicas, ideológicas nos moldean pero ,por otro lado, siempre queda la posibilidad de reubicarse ante esas circunstancias e ir más allá, más allá de esas condiciones, sean individual o grupalmente. Pasado el tiempo ¿Cuáles son los lobos sociales  que andan sueltos en nuestros tiempos atribulados? Cuando pienso en los miles de millares de seres humanos que migran del sur al norte sea en América o África o del Oriente a Poniente hay una constante que se repite: Hambre, desempleo, libertades humanas básicas reprimidas. Le estamos viendo las orejas al lobo. Esta trilogía es la bomba de tiempo activada y ya sentimos  una y otra detonación en serie. Es el tiempo de los lobos hambrientos.


jueves, 10 de marzo de 2011

Una trilogía inevitable


 

La historia social y política de los pueblos en nuestro mundo muestra lo siguiente: la población se levanta en protestas y con armas verbales o letales cuando fallan tres cosas: alimento, trabajo y libertades. Por el hambre los humanos llegan a matar y hasta a devorarse. Por la falta de trabajo y la exclusión no hay medio digno de hacerse de recursos para satisfacer las necesidades básicas. Por la falta de libertades, la expresión libre y sin miedos se coarta, se reprime y eso es insostenible tarde o temprano. Esta trilogía de necesidades humanas está presente  en toda revuelta y protesta social y no hay pueblo que las tenga satisfechas que sienta la necesidad de levantarse. Esto es lo que olvidan los gobernantes y se admiran cuando la población les dice  ¡basta! La satisfacción de esta trilogía es inevitable a menos que se quieran tiempos violentos.