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sábado, 18 de junio de 2011

Tres mundos singulares


Me contaba un buen amigo geólogo y explorador que su mente le daba tres trabajos fuere  en el amor o cuando estaba creando algo: Al principio me  ilusiono, a la mitad me apasiono y al final me obsesiono. En mi parecer una certera observación de tres de los momentos más frecuentes de nuestra mente cuando está enfrente de algo que la atrae intensamente: la ilusión imaginativa, la pasión  y la obsesión. La pasión, por cierto es un grado máximo de la marea  que experimentan los sentimientos y las emociones. La obsesión es la focalización exclusiva de la atención y la consciencia en algo que nos subyuga. Hagamos la prueba por nosotros mismos y veamos las situaciones en las que hemos estado capturados, raptados, secuestrados por un gran amor a una idea, a un  objeto o a una persona y veremos que estos tres mundos se viven puntualmente. Es grande la cauda de escritores, artistas, científicos y sencillos enamorados que dan testimonio de la existencia de este triple mundo lleno de ilusiones, pasiones y obsesiones creativas. En esa circunstancia uno se olvida de comer y beber, del descanso y el sueño, y toda dificultad sobrepasada hasta el límite de las fuerzas.

lunes, 28 de junio de 2010

Al revés o patas arriba

Un rasgo notable de nuestra humanidad es el esfuerzo obsesivo que le ponemos a ciertos propósitos o intereses nuestros. Por ejemplo, es muy dado en nuestra cultura popular aquello de que las penas de amor, se ahogan bien en alcohol -sea en la lejana tierra del vodka o en el agua de bendita miel de nuestros tequilas, mezcales y sotoles del desierto. Pero, oh frustración, para el empeñoso bebedor que descubre al final de la jornada que bebió para olvidarla, y lo único que consiguió fue verla doble.