En un colegio holandés, en el pueblo de Someren, los pequeños escolares construyeron con pequeñas maderas, serruchos y martillos un ataúd para su profesora Eri van den Biggelaar, de 40 años, que padeció un cáncer terminal. Eri le pidió a su compañero Eric Dijk, profesor de arte, que le construyera el ataúd para ser enterrada cuando llegara el día. Su compañero le propuso esta idea: ¿Por qué no dejar que sus pequeños alumnos le construyeran en sus clases de carpintería el ataúd, como última muestra de aprecio? Los alumnos, de entre cuatro y once años de edad, se afanaron en su labor. El ataúd, en medio de la clase, tomó forma con pequeñas maderas que ellos mismos aserraron. La maestra, cuya enfermedad no le permitió trabajar, supervisó su último proyecto con sus amados alumnos, mientras ellos jugaban con su construcción. Se divirtieron colándose en su interior y simulando que se trataba también de un submarino. Eri opinó que ese asunto es natural y es una lección de vida: La vida y la muerte están juntas. Los niños lo entendieron en cuanto se lo expliqué. No quise resultar morbosa, sólo pretendí que me ayudaran. Los niños lo hicieron con libertad y amor. Eri hizo su tránsito pacíficamente el 19 de Febrero de 2007.
- *24 Julio 1967 - +19 Febrero de 2007
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