Aquí, en el desierto de Samalayuca, me fue descubierto un hermoso lecho marino cuajado de caracoles y estrellas bajo el manto de arena. Sí, esto fue mar. Sentado en una duna escuché el murmullo marino aunque éste viajó 1500 kilómetros hasta mis oídos. En el viejo país del sol naciente, un amigo escribió sobre otro amigo, un mínimo poema que dice así:
Dijo: ‘Antaño, el mar
llegaba hasta aquí’
y puso más leña.
Sentados los dos amigos uno narra y el otro calla. Nos dice de la historia vieja del mundo cuando todo fue mar. Pasaron millones, incontables años, y ese mar en su juego y en su viaje se retiró. Ahí donde fue mar…dos amigos hacen una fogata. Uno evoca esa vieja historia geológica del mundo y haciendo una pausa silenciosa, puso más leña. Ardió el fuego donde una vez hubo agua. Fuego y agua.
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