miércoles, 9 de marzo de 2011

La curiosidad y la pregunta

Una notable diferencia entre los seres humanos y los demás seres vivos que habitan este pequeño planeta es la capacidad inagotable de hacer preguntas. Uno de mis maestros más queridos y brillantes en la universidad repetía sin cesar: Practique el arte de preguntar una y otra vez. La pregunta es reflejo de nuestra capacidad de observación, de nuestra sana insatisfacción con el estado actual de cosas, ideas, costumbres y métodos. La capacidad de preguntar suele ser incómoda para quien recibe la pregunta pero es necesaria. Sin preguntas no hay ciencia ni arte ni literatura ni expansión de la conciencia. Me sigue maravillando la expresión de los niños y de los adultos que no han perdido su capacidad de preguntar y de preguntarse. Por eso, no detengamos nuestra necesidad íntima y sincera de preguntar y de interpelar a la realidad y a las personas. Sin duda, la curiosidad al pertenecer a nuestro equipo humano de origen, tiene su propia razón de existir.


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