viernes, 22 de abril de 2011

Ver,ver



Bien sea que nos apliquemos a la contemplación de los seres a través del microscopio electrónico o vislumbremos la orilla de nuestra humilde Vía Láctea con la ayuda del Hubble [1] llegamos al borde del abismo, de la realidad inconsistente y cambiante llamada por unos la Nada y por otro la vacuidad preñada de impermanencia.En un lado la visión del Buda, en el otro lado la poesía cultivada por Julio [2] que en carta a su entrañable amigo Eduardo le obsequió estas líneas llenas de confluencia con el Buda de hace 2500 años:

Veo el mundo como un caos y en su centro una rosa
Veo la rosa como el ojo feliz de la hermosura y en su centro el gusano
Veo el gusano como un trocito de la inmensa vida y en su centro la muerte
Veo la muerte como la llama de nada y en su centro la esperanza
Veo la esperanza como un vitral cantando a mediodía  y en su centro el hombre




[1] Super telescopio puesto en órbita fuera de la atmósfera terrestre.
[2] Cartas a los Jonquieres,68

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