martes, 3 de mayo de 2011

Amargura y dulzura


Este tiempo nuestro está casado con la velocidad y divorciado de la paciencia. Este término ha experimentado mutaciones en su significado a lo largo de la historia de los pueblos.  Unas veces la Paciencia, es sinónimo de serenidad, quietud y también se le emplea como sucedáneo de la  actitud para la espera y  la esperanza. Algunas personas y civilizaciones en nuestro planeta, han sido identificadas con la Paciencia –por la dedicación al trabajo manual, artesanal y técnico  bien hecho. Además, la Paciencia está unida  con la actitud que promueve a la paz social y a la convivencia entre los seres humanos-  Entre las primeras observaciones que el desierto me ha permitido hacer destaca la Paciencia como la actitud firme, perseverante para hacer bien  lo que se tiene hacer aunque lleve largas jornadas de trabajo. La frustración, el enojo, la rabia, son contrarias a la Paciencia y los viejos pueblos así lo comprendieron como fue el caso de los antiguos persas que dejaron escrito: La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces.


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