viernes, 1 de julio de 2011

Por dentro


Confesión en servilleta. El Café  de mi taza de cada día estaba lleno. Esperé un momento hasta que se desocupó una diminuta mesa rinconera. Frío afuera, calorcito adentro. Esa mesa y ese café me supieron a buen puerto, al mejor puerto del mundo. Para mi sorpresa tuve ante mí una servilleta que minutos antes había escrito, seguramente, la muchachita que pasó leyendo en esta silla y en esta mesa.:    Que pena es estar fingiendo que solo es amistad cuando yo siento por dentro que te quiero de verdad... –firmado-  Nina. A la tal Nina nunca la conocí, pero la huella de su mano ha quedado desde entonces en uno de mis libros más queridos.


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