lunes, 18 de julio de 2011

Tiempo, arena y mar


Contemplar una silla de madera me devuelve inmediatamente a un bosque, a un árbol, a su entraña. Bosque detenido, tiempo detenido. Cuando voy a mi mar, soy testigo del diálogo ininterrumpido y perpetuo entre el viento, las olas y las arenas. Estando sumido en esos susurros he recordado la pregunta de un amigo enamorado de las mareas: Reloj de arena, ¿hace cuánto se murió tu mar?



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