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Amazonas |
Nuestros tiempos se caracterizan por
cosas tan interesantes como la llamada “autoría intelectual” y los llamados y
consagrados “derechos de autor”. Si bien ese es un rasgo de nuestra civilidad
organizada regida por aquello de dar al César lo que es del César y a Dios lo
que es de Dios ,también hay otro aspecto magnífico de la realidad y es el mundo
anónimo de la sabiduría humana. Tomo
como ejemplo el mundo riquísimo, inabarcable, de las frases ,los cantos
anónimos que van de boca en boca y alimentan nuestras vidas. Un ejemplo de ello
fue nuestro queridísimo Atahualpa Yupanqui quien afirmó que de alguna manera la
vida premia al artista auténtico y grande con el anonimato pues ya no necesita ser reconocido sino que simplemente
es feliz pues dio lo mejor de sí a la humanidad. Así pues, el cuidado de
nuestro nombre y apellido pasa a segundo plano, pues descubro que todo ello son
formas temporales para vivir en este mundo ,pero lo que “soy” va mucho más
allá. Un proceso paulatino de disolución hermosa como la gota de agua que llega al mar y se hace uno con él
sin dejar de ser agua.
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